Hoy en día cuanto alguien te escucha decir que estás bien y que todo te va genial, te mira como si fueras un bicho raro…

¿Cómo puede ser que en época como la que estamos viviendo digas eso?

Parece que hasta es algo irrespetuoso.

Lo curioso de esto es que tras estas palabras, no necesariamente se esconde una situación privilegiada con respecto al interlocutor, sino toda una forma diferente de afrontar la vida.

La mayoría de nosotros nos pasamos los días centrados en aquello que parece no llegamos a alcanzar, lo que no tenemos o lo que tiene el otro.

¿Cuántas veces te paras a “darte y cuenta” y “dar gracias” por todo aquello que “si” tienes?

Esta sociedad en la que vivimos nos ha empapado de necesidades que son irreales. Además de las necesidades básicas, lo único que está demostrado desde hace tiempo, es que por ejemplo, sin cariño y sin cuidados los niños no se desarrollan igual. Y hasta donde yo se, eso es precisamente algo completamente gratuito e inherente en el ser humano y al alcance de cualquiera. Porque,

¿qué precio tiene tender una mano o dibujar una sonrisa?

Muchas veces por “penar” por lo que no tenemos, dejamos de disfrutar y de cuidar otras cosas que sí son realmente importantes.

Detente a pensar y “desvía tu foco de atención”.

Seguramente tu vida no está tan llena de vacíos como piensas. Seguro que encuentras muchas cosas para agradecer. Solo hay que dejar de mirar y aprender a VER.

Anímate a dar el primer paso y descubre el cielo en tus manos.