¿Qué pensarías si te dijera que existe una herramienta tan poderosa, que es capaz de cambiar y sanar tu vida y la de todos aquellos que te rodean? ¿Y si te digo además que está al alcance de cualquiera de nosotros?
Puede que pienses que estoy desvariando o bien sientas un hormigueo que te dice que, en realidad, conoces la respuesta a la pregunta. Yo sentí ese hormigueo y por eso hoy, tras descubrirla y maravillarme con ella, siento que una de las cosas que he de hacer es compartirla contigo.
Son muchas las veces en las que tras escuchar mi premisa para comenzar a trabajar en consulta, me miran con los ojos muy abiertos no sabiendo si preguntar más o salir corriendo.
Y yo, les entiendo.
Sé que no es fácil cambiar de un paradigma tan arraigado en la sociedad occidental basado únicamente en la evidencia empírica según parámetros decididos muchas veces por intereses económicos y pasar a otro que dé cabida a retomar conceptos tales como fuente, espíritu y energía universal.
Pero afortunadamente, cada vez somos más los que despertamos y tras ello, vivimos con el propósito de ayudar a otros a encontrar su propio despertar.
A los que finalmente deciden profundizar sobre mi forma de trabajar en consulta y como enfoco las sesiones, siempre comienzo diciéndoles lo mismo: lo más importante y fundamental es tener la intención real y genuina de servir de ayuda a la persona que viene a consulta. Tener la intención de aliviar su sufrimiento de la manera más rápida y eficaz. Saber que la persona que tienes delante es alguien único, bello y extraordinario que abre su corazón y se entrega a ti completamente. Cómo no corresponderle valorando la iniciativa que ha tenido al acercarse a un desconocido a pedir auxilio y transmitiéndole nuestra verdadera intención de ayudarle a recuperar las riendas de su vida, acompañarle durante todo el proceso con nuestro corazón en la mano.
Y la mayoría me miran sorprendidos cuando hago tanto hincapié en la palabra intención y en su poder terapéutico. Hay compañeros que no me toman en serio y que no lo ven viable. Incluso niegan la evidencia empírica, cada vez más numerosa, que demuestra que el poder de la intención es real y además, ilimitado. Otros sin embargo, conectan y comienzan a aplicarlo descubriendo una maravillosa herramienta que cambia sus vidas y las de sus pacientes.
Pero, ¿qué es el poder de la intención? ¿En qué consiste?
Wayne Dyer en sus obras iniciales la definía como “un firme propósito u objetivo unido a la decisión de alcanzar el resultado deseado” pero según sus propias palabras tras leer a Carlos Castaneda experimentó el satori o despertar instantáneo, descubriendo que la intención no es algo que uno hace, sino una fuerza que existe en el universo como campo de energía invisible. Un campo de energía accesible a todos. No hay lugar donde no esté, todo lo que nos rodea tiene una intención intrínseca que se aplica a todas las formas de vida. Solo hay que observar la naturaleza para descubrir la veracidad de esta afirmación. La naturaleza no se cuestiona nada, simplemente es y sigue adelante. Según Dyer “tenemos los medios de atraer esa energía y experimentar la vida de una forma nueva y fascinante.
La intención es una fuerza que todos llevamos en nuestro interior. Y con ella, podemos ayudarnos y ayudar a otros.
¿Cómo podemos sanar con el poder de la intención?¿Cómo se conecta uno a este campo de energía?
Se supone que los profesionales de la salud tenemos un perfil particular de servicio donde estaría implícita la intención de ayudar. Pero la mayoría vivimos tan contaminados por nuestro ego y por sus exigencias, que nos desconectamos de esta fuerza universal que nos capacita para sanarnos y sanar.
Para sanar uno primero ha de estar sano, y en este caso, es requisito imprescindible porque no podemos aplicar el poder de la intención sin estar conectados a su Fuente. Puede parecer algo complicado pero es bien sencillo porque es parte de nosotros y ya estuvimos en ella, solo hay que reactivar la conexión. Para ello tenemos que conectar con nuestro ser natural y deshacernos de la identificación del ego mediante la disciplina, la sabiduría, el amor y la entrega. Y esto se consigue, entre otras cosas, siendo bondadosos y amorosos, comenzando por nuestra persona y expandiéndolo a todo lo que nos rodea. Solo entonces estaremos en el nivel energético necesario para poder sanar con el poder de la intención o ayudar a otros a descubrirlo y aplicarlo en sus propias vidas.
Te invito a adentrarte en este maravilloso universo y despertar a una nueva realidad. En palabras de Mahatma Gandhi, “debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.
Tania Evans
Fuentes: El poder de la intención (The power of intention, Wayne W. Dyer. 2004)
Artículo publicado en el número de lanzamiento de la revista EHD
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