DUELE

No se exactamente qué

pero duele

Es frío y quema dentro

en lo más profundo de mí

en lo más oscuro

donde no llegan las caricias 

tan necesarias ahora

Caricias que conseguirían despertar

abrir la puerta 

que a cal y canto 

permanece cerrada

no se desde cuando

no se cuanto tiempo

Duele

Las lagrimas 

no terminan de brotar

se quedan tímidas 

como sintiéndose innecesarias

¿Qué habría que llorar exactamente…?

¿Es esa la razón de quedarme muda de llanto?

de quedarme seca de palabras 

que me cuenten que ha pasado

que me hagan recordar 

qué se siente en estos casos

porque no siento nada

y eso

eso no es bueno

lo se

Cansancio

dolor de huesos 

y músculos

crujir de manos

dolor de abrazos que no llegan 

porque ni siquiera se 

de donde quiero que vengan

No sirven todos

No consuelan

No entienden

No hay lugar donde llorar 

esta pena inexistente 

porque no se deja sentir

O tan real 

porque insiste 

en esconderse

para así 

hacerse todavía 

si cabe 

mas fuerte

mas patente

Como ese aire que no vemos pero que nos da la vida

Sé que esta

que juega al escondite con mis pupilas 

que la adivinan en las esquinas

Que la sienten 

en la punta de los dedos

en el ombligo

en los codos 

y los tobillos

que se ríe 

de su propia actitud miserable

que se carcajea de mí

de mi debilidad

de mi torpeza

de mi nuevo laberinto

del que no salgo

Uno dentro de otro dentro de otro

Espirales que recorro 

como cuerpos conocidos

con cariño y con aspereza

acariciando su vegetación

pateando piedras

saltando a ratos 

por si se consigue ver algo 

más allá de los cipreses 

que como muros de hormigón

me contienen.

Porque el duelo tiene su propio verbo y este no viene en los manuales. Presto el mio para aquellos que no encuentran las palabras. Porque todos sufrimos perdidas. Y hay que sentirlas, digerirlas y sacudirlas. Después, solo hay una cosa que hacer: seguir avanzando.

® Tania Evans