En terapia de pareja, son muy raras las ocasiones en las que una parte o ambas, acuden a consulta nada más comenzar los primeros “problemas” en la relación.

La tónica general es pedir ayuda cuando la situación se ha convertido en algo insostenible; cuando las discusiones o desavenencias han pasado de ser esporádicas, cosa que estaría dentro de lo natural, a ser prácticamente diarias.

Esta tensión sostenida convierte nuestro lugar seguro, el hogar, en un campo de batalla. Regresar a casa se hace cuesta arriba y se posterga muchas veces con excusas evidentes, que no contribuyen precisamente a mejorar la situación.

Cuando por fin abrimos la puerta y nos encontramos cara a cara con el otro, somos un gran vaso a punto de desbordarse ante la mínima “gota” de expresión, nunca mejor dicho, dado que nuestro rostro es, inevitablemente, el espejo del alma.

En ambientes tensos, donde hay carencias de sonrisas y abundan las mandíbulas apretadas, la cara de ella va a activar determinadas áreas en el cerebro masculino y detonar respuestas que el cerebro femenino interpretará según sus propios circuitos, todo esto en un patrón circular, que llegará en muchos de los casos, a un mayor alejamiento debido al desgaste que produce mantener, una y otra vez, conversaciones que no llegan a ningún sitio mas que al de repetir los mismo reproches de siempre.

Normalmente, lo masculino se resiente mas de este tipo de situaciones y a lo femenino le cuesta entenderlo. (Hablo de lo femenino y masculino en lugar de hombres y mujeres, porque en la actualidad existe cierta inversión de roles y hay personas que se sentirán más identificadas con los patrones del sexo opuesto.)

Finalmente, nuestra relación se transforma en una guerra de la que en ningún caso se erigirán “vencedores”.

¿Cuáles suelen ser las causas que generan los conflictos? 

Basándome en mi experiencia profesional y la investigación científica aportada desde la neuropsiquiatría, la neuropsicología, la neurociencia cognitiva, la psiconeuroendocrinología del desarrollo, la genética, la neurociencica molecular y la primatología entre otros, extraigo  que la principal causa de los problemas dentro de las relaciones de pareja es el desconocimiento que tenemos desde todos los planos y posturas, de nosotros mismos y por ende, de la persona que camina a nuestro lado. 

En realidad las parejas NUNCA se rompen desde fuera.

La grieta comienza en uno mismo y la extrapolamos o proyectamos en el otro.

Por eso, las terapias de pareja, para que tengan éxito, han de ser entendidas como terapias individuales en las que cada uno, se responsabiliza entre otras cosas de limpiar y sanar las huellas del pasado que son las que nos llevan a tener una visión un tanto distorsionada de la “realidad” y dar todas esas “respuestas” que, en la mayoría de los casos, no controlamos, ni elegimos y que no llegamos a entender.

Paralelamente, es necesaria la psicoeducación que ayudará a aceptar que, además de la realidad que nos proporcionan las experiencias de nuestro ciclo vital, es necesario conocer y respetar, las diferentes visiones del mundo que hombres y mujeres tenemos, en función de lo mucho o poco, que tengamos desarrollados nuestros yin (lo femenino) yan (lo masculino).

Antes de llegar a situaciones irrecuperables, la RECOMENDACIÓN, sin hiperanalizar la relación y sin patologizar los «problemas» del día a día es, centrarse en SOLUCIONES ante los primero desencuentros que generen malestar.  Una de esas soluciones puede ser PEDIR AYUDA EXTERNA a la pareja; ayuda especializada que, al no estar involucrada en la experiencia emocional que viven los miembros, puede dar una visión mas objetiva, hacer de TRADUCTORA, acompañar en la sanación de las heridas y proporcionar herramientas.

Siempre transmito, a mis «maestros emocionales»  la admiración que me produce el hecho de que acudan a consulta y pese al miedo, se abran con tanta generosidad. Hay que ser muy valiente para compartir tanto dolor, incomprensión y desconcierto; para mostrarse sin máscaras, vulnerables.

Y los que hemos compartido y vivido la experiencia, sabemos que tomando decisiones, siendo sinceros y humildes junto a una gran dosis de BUEN AMOR ,

TODO CAMBIO ES POSIBLE

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¿Quieres saber que piensa realmente un hombre cuando le estás contando algún problema? ¿Qué le lleva a dar una solución tras otra e incluso a enfadarse con las personas involucradas en la situación que le cuentas? ¿Por qué parece perder o pierde la paciencia antes el discurso femenino?

¡¡En este post te lo cuento!! Empatía emocional VS empatía cognitiva