Vivimos en una época de extremos repleta de sinsentidos. En pocas décadas hemos experimentado cambios complejos de integrar para el «homo sapiens» sin desorientarse, perder la cordura o mucho peor, el sentido de “su” vida. Y aún así, ridiculizamos las creencias de los que nos precedieron cuando no hemos hecho más que sustituir a unos “Séforos*” por otros.
Uno de los cambios más impactantes para nuestra estructura es la“híper comunicación” que, no solo ha transformado la forma en la que nos relacionamos entre nosotros y con nosotros mismos sino también la calidad y cantidad de información que consumimos.
Desarrollar la capacidad de cribado, selección e integración es imprescindible para crear una sociedad sana dentro de este «País de las maravillas» en la era de la información. Por lo que, para no terminar como el «sombrerero loco» y a su vez, desarrollar un pensamiento crítico, a los que nos importa el presente y el futuro; a los que amamos la vida libre aunque «nos queda otra»,
elegimos arriesgarnos y gritar:
“El emperador va desnudo”.
Los que ya me conocéis, sabéis que siempre he ido bastante contracorriente. Nunca me llamaron la atención las modas. No me gusta la sensación de ser un títere que mueven otros que ni si quiera veo. Si a eso le sumas que mi máxima es amar siempre con mayúsculas ni redes de seguridad, comienzo el 2020 como lo terminé: con la determinación de acompañaros para invitaros a la reflexión, la observación y el autodescubrimiento.
Sin censuras.
Sin dogmas.
Desde la libertad que, interiormente, nadie nos puede arrebatar.
Hay personas que nacen con ciertas habilidades que otros han de adquirir y desarrollar a medida que crecen. Sentirte y saberte diferente a la mayoría sin que, además, nadie te de una explicación a lo que sucede, te deja desnuda y expuesta ante el mundo en la más absoluta soledad. Incluso, para los que pertenecen a la, para mi, mal llamada “normalidad”, es un camino escarpado lleno de momentos que nos conforman, nos moldean como vasijas de barro húmedo. Así somos en nuestros primeros años de vida. Vulnerables y maleables. Aprendemos por ensayo y error lo que conlleva acumular multitud de heridas. Algunas sanan y cicatrizan, otras no.
Los profesionales de la psicología trabajamos con éstas últimas apoyándonos en las primeras. De todo estoy y mucho más vamos a ir hablando en futuras ediciones en el blog. Y, si quieres saber sobre algo en concreto, solo tienes que enviarme tus preguntas o dudas a través del correo electrónico o Whatsup.
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